El nuevo entorno competitivo en el mundo de las finanzas debido a los nuevos hábitos de los consumidores y a la entrada de las “fintech” (empresas financieras tecnológicas), hacen imprescindible que los bancos tradicionales inviertan en la transformación digital de sus negocios y procesos internos como nunca antes lo habían hecho.
Este nuevo paradigma de disrupción digital está basado en diversos aspectos, pero hay tres pilares que merece la pena destacar: Big Data, Inteligencia artificial y Blockchain.
-
“Big Data”
Este fenómeno hace referencia al manejo de datos masivos en grandes cantidades, y a los procedimientos utilizados para encontrar patrones útiles dentro de esos registros. ¿Pero realmente la gestión de datos es tan importante como para considerarla el motor del desarrollo digital de una empresa? ¿Algo tan sencillo como analizar datos?
Hay que entender que estamos hablando de unos volúmenes y complejidad de datos que no pueden ser tratados de manera convencional, ya que superan los límites y capacidades de las herramientas de software habitualmente utilizadas para la captura, gestión y procesamiento de datos. La inversión en máquinas capaces de procesar ingentes cantidades de datos y relacionarlos adecuadamente, es imprescindible. Estos datos son especialmente útiles cuando provienen de fuentes fiables, son de obtención casi inmediata y se consiguen en grandes cantidades. Esto permite a las empresas de cualquier sector realizar un ejercicio de análisis profundo y ajustar sus productos y servicios de tal forma que puedan satisfacer con precisión las necesidades de sus clientes.
Apostaría a que muchos de vosotros habéis utilizado Google Maps recientemente para conocer la ruta más corta (o el nivel de tráfico) y llegar pronto a un destino concreto de la ciudad, o habéis hecho click en una recomendación de Facebook que parecía muy interesante, o ¿quién no ha visto alguna vez una serie recomendada por Netflix o comprado un nuevo libro a través de una sugerencia de Amazon?
Pues bien, todas estas rutinas, que ni siquiera apreciamos en el día a día, tienen algo en común: han sido diseñadas a partir del “big data” para ayudar a los consumidores a tomar sus decisiones. Empresas tecnológicas que todos conocemos como Google, Apple, Facebook o Amazon, usan “big data” no sólo para mejorar sus procesos internos y reducir costes, sino principalmente para confeccionar estrategias de negocio y mejorar la experiencia de sus clientes mediante productos customizados.
Este aspecto es sin duda es uno de los retos de los bancos tradicionales hoy en día: ser capaces de agrupar los millones de datos de usuarios y utilizarlos para diseñar los mejores productos financieros posibles para cada uno de ellos. Este análisis también pueden tener diversas aplicaciones internas, no menos importantes, como mejorar la gestión y optimización de todos los riesgos implícitos del negocio bancario: riesgo de crédito, de mercado, de liquidez, operacionales…
Pensémoslo detenidamente, ¿no son las entidades financieras las que más información tienen sobre nuestros hábitos? Probablemente sí, ya que es una información que abarca desde los movimientos realizados en nuestras cuentas y tarjetas cada día (qué consumimos y con qué frecuencia), hasta los productos y servicios contratados (cómo nos financiamos o invertimos). Esta radiografía de los clientes debería permitir a las entidades ofrecer servicios más personalizados que mejoren la experiencia de los usuarios. Pero no sólo sirve con tener los datos, se necesita invertir en sistemas y procesos capaces de gestionar y utilizar toda esa información de la forma que lo hacen las grandes empresas tecnológicas.
Una vez de acuerdo en que la obtención y análisis de los datos es capital, viene la segunda derivada, ¿Cómo se confeccionan las estrategias a partir de esos datos? Aquí es donde comienza el segundo reto al que se enfrentan las entidades financieras: La adopción de la Inteligencia Artificial (AI por sus siglas en inglés).
-
Inteligencia Artificial
La Inteligencia Artificial es una disciplina en auge, y con aplicación a todo tipo de negocios. Nos referíamos anteriormente a la obtención de los datos, pero ¿quién toma finalmente la decisión de qué hacer con ellos una vez procesados?, ¿los directivos de las compañías?, ¿un comité estratégico de señores con corbata? Nada de eso. Serán las máquinas quienes lo hagan. Si en un futuro las empresas quieren ser rentables, deben ser capaces de enseñar a las máquinas a tomar decisiones por sí mismas, basándose en la información que reciben.
Cuando compras un libro en Amazon, sabes que en el futuro vas a recibir recomendaciones basadas en esa compra o en otras anteriores, y además normalmente no van a estar soportadas en datos pasados sobre lo que compra la gente de tu edad, o de tu ciudad, sino que van a ser recomendaciones basadas específicamente en ti.
Después de comprar productos financieros o hacer movimientos bancarios, es poco probable que recibas alguna recomendación automática o que alguna máquina te ayuda a tomar decisiones, aun teniendo en cuenta que tu entidad tiene datos bastante más relevantes sobre ti de los que pueden tener otras empresas no financieras que usamos habitualmente.
Es una realidad que los bancos tienen muchos datos, pero también en su mayoría sistemas antiguos poco dinámicos que no permiten hacer un análisis avanzado de los mismos. Y además, son bastante reticentes a la hora de compartir información que pueda dar lugar a plataformas informacionales que puedan servir a todo el sector.
Por tanto, si lo bancos quieren tomarse en serio la personalización de productos y servicios para sus clientes, necesitan comenzar a adoptar la inteligencia artificial igual que lo hacen las empresas tecnológicas con máquinas que sean capaces de recibir datos, analizarlos, aprender y tomar decisiones. ¿Quién asegura a los bancos que Google, Amazon o Facebook no pretenden en un futuro proveer de servicios financieros a sus clientes? Esta es una amenaza que sobrevuela el sector bancario desde hace unos años, y que junto a la aparición de las “fintech”, ha hecho que las grandes entidades se tomen muy en serio sus estrategias de transformación digital en las que están invirtiendo muchos millones de euros.
Aunque la Inteligencia artificial en el sector bancario todavía está dando los primeros pasos, una de sus manifestaciones más vistosas y populares son los “chatbots” que son softwares de inteligencia artificial diseñados para realizar tareas totalmente por su cuenta. En sus versiones más avanzadas, las personas podemos mantener conversaciones fluidas con estas máquinas. De hecho, como podéis ver en el siguiente video, todas las empresas punteras están apostando por esta tecnología:
Otro ejemplo son aplicaciones como “Kasisto” que es un asistente virtual similar al ya famoso asistente de los dispositivos Apple, Siri, pero especializado en finanzas. Gracias a esta herramienta puedes enlazar tus cuentas a la aplicación y mantener conversaciones inteligentes sobre tus finanzas personales y compras, por voz o texto, y desde cualquier dispositivo móvil.
Actualmente, este asistente trabaja con los principales bancos del mundo con el propósito de desarrollar especialistas virtuales para sus aplicaciones de banca móvil.
Y por último, y no menos importante, acabamos con el tercer factor que va a transformar el modo en que se hacen transacciones en el sector financiero. Hablamos de “Blockchain” o la cadena de bloques.
-
Blockchain
Actualmente se conoce por servir de soporte para las transacciones de la famosa divisa virtual “Bitcoin” que ya se utiliza en todo el mundo para realizar movimientos de fondos y como medio de pago de bienes y servicios. La explicación del concepto y funcionamiento de la cadena de bloques da para decenas de artículos especializados, pero vamos a quedarnos con 4 aspectos básicos para entender qué es:
- Funciona como un libro de registro de las transacciones digitales que se realizan en un mercado, y sólo puede confeccionarse a partir del consenso de la mayoría de participantes en ese sistema. Utiliza el concepto P2P (peer-to-peer), es decir, los datos quedan guardados por múltiples miembros de la red.
- Es un sistema prácticamente imposible de hackear o manipular ya que son registros dependientes del consenso. La información que entra y se valida, no puede ser borrada ya que existen múltiples copias de esa información.
- Contiene un registro verificable del momento exacto en que se ha hecho una transacción y entre qué partes. Es público, y comprobable por todos.
- En el caso concreto de Bitcoin, para verificar las transacciones que se llevan a cabo, existen “mineros” que son ordenadores/chips que aportan poder computacional a la red y según van completando bloques reciben una recompensa (algunos bitcoins).
Por todo esto, estamos ante un libro de registros con información actualizada casi de inmediato, al que tiene acceso todo el mundo (aunque se guarda el anonimato), está descentralizado y es extremadamente seguro. ¿Qué aplicaciones puede tener?
La cadena de bloques tiene infinitas posibilidades en todos los ámbitos. Hasta ahora había sido creado para servir de soporte a la criptomoneda Bitcoin, pero eso no significa que esta tecnología sólo pueda utilizarse para este fin. El algoritmo que lo sustenta puede trasladarse a cualquier otro ámbito donde se necesite un consenso o se sospeche de la presencia de posibles actores maliciosos o poco confiables. Si se puede realizar de forma fiable y transparente el registro digital de Bitcoins, y aportar seguridad a ese intercambio, ¿por qué no va a poder utilizarse en el ciclo de vida de cualquier otra cosa?
Pensemos que podemos hacer que algo, lo que sea, puede ser registrado en un libro digital que nadie puede alterar y todo el mundo puede comprobar que es cierto al tener acceso a ello (de forma encriptada). Imaginad las posibilidades para dotar de una identidad digital segura para algunos productos o intercambios de gran valor que sean susceptibles de fraudes, por ejemplo: Registro de joyas, obras de arte, propiedades, patentes, documentos personales, o incluso los votos en unas elecciones. Las posibilidades son infinitas, de ahí que blockchain se considere por muchos como una de las disrupciones tecnológicas de nuestro tiempo.
Si volvemos a los bancos, y su actuación en los mercados financieros, sabemos que éstos basan principalmente su actividad en movimientos de fondos, transferencias e intercambios, los cuales necesitan de un registro veraz, inmediato, seguro, accesible y confiable por sus clientes y contrapartidas. Blockchain puede aportar en este sentido ventajas increíbles al negocio de las entidades financieras de muchas formas:
- Mejorando los sistemas actuales de pago, dotándoles de rapidez, seguridad y transparencia.
- Reduciendo el tiempo en la confirmación y liquidación de operaciones, mejorando el servicio a cliente.
- Optimizando la gestión de riesgos.
- Evitando fraudes.
- Disminuyendo costes en el mantenimiento de sistemas obsoletos.
Por poner ejemplos concretos, entidades financieras como el grupo ING anunciaba hace poco que ya ha realizado 27 pruebas de concepto (POC), basadas en la aplicación de blockchain en 6 de sus negocios financieros. Ir a la noticia
Las grandes entidades financieras españolas también están apostando por esta tecnología. Por ejemplo, BBVA ha puesto en marcha un laboratorio para analizar el uso de blockchain y criptomonedas a fin de conocer las posibilidades y aplicaciones en el mundo de las finanzas. Ir a la noticia
La implantación de blockchain en el sistema bancario supondrá enormes ventajas a nivel de rapidez, transparencia y descentralización en las gestión de operaciones, lo cual se traducirá necesariamente en una mejor experiencia de los clientes y usuarios que requieran de servicios financieros en el futuro.
2 comentarios en “Los 3 retos tecnológicos que transformarán la banca”