Un futuro con renta básica universal y robots pagando impuestos

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Es posible que estemos avanzando hacia un futuro en el cual, gracias a la automatización, la robótica y la inteligencia artificial, hagamos las mismas tareas que ahora sin la necesidad de la intervención humana. Si se diese este caso, yendo al extremo de la tendencia, no necesitaríamos trabajar para vivir, ya que las máquinas producirían los bienes que consumimos.

Desarrollemos un poco esta idea que lleva en múltiples foros de discusión los últimos años. ¿En qué se basa y hasta qué punto puede pasar?


Automatización

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Los humanos llevamos mucho tiempo tratando de automatizar nuestras tareas por muchos medios diferentes. Lo hemos conseguido con inventos mecánicos, nuevas organizaciones del trabajo, nuevos procesos y, sobretodo, con la informática.

El mayor grado de automatización lo estamos consiguiendo con programas informáticos, que nos están sustituyendo en tareas de absolutamente cualquier tipo y sector. No existe campo en el que algún software no influya para beneficio del trabajo.

A medida que nuestra capacidad en este ámbito ha mejorado, hemos desarrollado mayor computación de cálculo y hemos conseguido disminuir los esfuerzos de programación, nos es más sencillo aplicar la informática en soluciones de automatización. Es decir, diseñar algo que nos permita ejecutar ciertas tareas de manera automática. Esto es, sin intervención humana.

Actualmente hay una tendencia feroz en todos los sectores por aumentar el grado de automatización, ya que se puede mejorar la eficiencia y disminuir los costes: finanzas, ingeniería, fabricación, gestión administrativa, medios productivos, logística, etc. Se están dando grandes pasos en aplicar la automatización con un enfoque diferente al del sigo XX, más enfocado a “plataformas” informáticas que a máquinas o robots (que también). Podríamos decir que en el siglo pasado la automatización puso su foco en los procesos de fabricación a gran escala. La repetitividad ejecutada por máquinas nos ha permitido fabricar cosas a precios ínfimos.

En el siglo XXI nos estamos dando cuenta que la repetitividad no está únicamente en líneas de fabricación, sino a veces en las más pequeñas cosas que a priori no pueden parecer repetitivas. Un ejemplo fácil de entender es el de las transacciones bancarias. Estas son gestionadas por software, aunque sean todas diferentes entre sí. En el fondo, la actividad es repetitiva y está en un marco controlado, aunque pueda haber mucha variación de escenarios.


Robótica

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Al igual que la automatización, la robótica es un invento del ser humano para liberarle de ciertos esfuerzos o conseguir algunos hitos a los que él mismo está limitado.

No es algo nuevo, pero todos los avances de las últimas décadas están democratizando su uso, disminuyendo los costes de fabricación y programación de robots, mejorando su eficiencia y aumentando sus capacidades. La mayoría de los robots actuales que liberan del trabajo a los humanos, son brazos robotizados de 6 ó más grados de libertad, principalmente utilizados en cadenas de montaje, como en el sector del automóvil. Este aumento de a robótica es parte del concepto de la Industria 4.0.

Por supuesto, también podemos hablar de robots virtuales, o bots, tal y como hablamos en:

Lo cual nos lleva al siguiente punto.


Inteligencia artificial

La evolución de la informática y la robótica (incluyendo la virtual), lleva necesariamente al desarrollo de la Inteligencia artificial. Tal y como comentamos en estos artículos, es difícil definir qué es inteligencia o saber hasta que nivel llegaremos  en su desarrollo (¿nos superarán las máquinas?):

Es muy complicado predecir hasta qué grado de inteligencia artificial conseguiremos llegar, pero existe una alta probabilidad de que en muchas facetas, creemos una inteligencia más avanzada, completa y holística que la humana.

En este escenario, el catálogo de trabajos que pueden ser sustituidos por un ente no-humano se disparará en número: ingenieros, médicos, conductores, pilotos y taxistas, abogados, gestores y mandos intermedios, obreros y operarios, periodistas, repartidores y carteros, telefonistas, agricultores…

Toda esa lista está apoyada por razones y avances que ya están asomando. Más o menos tarde, a no ser que dichas profesiones evolucionen, estarán en peligro de extinción. Parece que aquellas profesiones más humanistas, o relacionadas con valores de liderazgo y emotividad, podrían salvarse en los primeros pasos de esta transformación. Es decir, los trabajos más relacionados con ser humanos y relacionarnos entre nosotros, tardarán más tiempo en verse sustituídos por un robot.

Es muy interesante ver el vídeo de Carlos Zahumenszky: “Cuando el otro candidato es un robot”, en el que se explican estos posibles cambios en los próximos años.


Renta básica universal

Si conseguimos avances disruptivos en IA y robótica, podríamos “destruir” más empleos que los nuevos que podemos crear. Entrecomillamos destruir, ya que no es que desaparezcan, sino que serán sustituidos por una máquina y por lo tanto sumaremos un individuo más a la cuenta del paro.

El problema no sería la productividad del país, ya que el trabajo sale adelante, seguimos produciendo los mismos bienes que con el humano ahora en el paro (en realidad, probablemente produzcamos más). El problema es que una persona quedará desempleada sin recibir ingresos. Imaginemos que esta casuística crece. La productividad y la generación de riqueza aumentan, mientras que disminuye la empleabilidad de las personas. En este caso, podría tener sentido dar una renta mínima a todas las personas por el hecho de existir y que así puedan gastar su dinero en productos generados por máquinas, manteniendo así un sistema económico en circulación.

Las opiniones ante esta posibilidad son muy diversas. La Renta Básica Universal (RBU) lleva discutiéndose por economistas por muchas décadas, como si fuese una evolución del sistema de bienestar social. Siempre ha habido partidarios y detractores, pero lo cierto es que no es hasta ahora que se están haciendo estudios serios del tema ante un escenario de un entorno laboral dominado por las máquinas y la IA.

Muchos países está llevando experimentos reales de RBU, como son India, Países Bajos, Suecia, Finlandia y Estados Unidos, anticipándose a lo que pueda venir. Incluso en Suiza votaron el año pasado para instaurarlo a nivel nacional (con resultado en contra). Parece que de una forma u otra, en mayor o menor implantación, es un sistema que acabará implantándose en muchos países:


Los robots tendrán que pagar impuestos

Todo nuestro modelo económico y social se vendría abajo. Habría que reformularlo para adaptarse a un sistema productivo totalmente diferente. Habría que buscar soluciones que nos permitan tener un modelo sostenible, sobretodo financieramente. Dentro de los cambios que se están discutiendo, el más inmediato es que los robots paguen impuestos (en realidad lo pagaría su dueño, vaya), ya que al final vivimos en un sistema en el que parte de la productividad de los trabajadores se traduce en ingresos para las arcas públicas. Con los robots debería ser similar.

La Unión Europea está discutiendo esta posibilidad desde hace un tiempo. Recientemente, se acordó trabajar un marco legal para los robots y se discutió si aplicar ya un impuesto para ellos. Se decidió que aún es demasiado pronto para imponer ningún tipo de tasa, pero es algo que ya está en el radar de todos.


Las posibles barreras que pueden impedir esta utopía

Innumerables barreras podrían impedir que lleguemos a las situaciones anteriormente descritas. Tenemos muchos ejemplos de cómo en el pasado hemos pronosticado cambios disruptivos que al final no se han materializado o se han quedado en una versión muy diluida. Muchas veces, los avances técnicos se estancan y no llegan a las cotas que habíamos pronosticado.

Una de las barreras que más me gusta sacar a la luz es que los humanos hacemos las cosas mal y con errores. Incluso a veces no hacemos cosas razonables por miedo al cambio. Por ejemplo, pese a todo el repertorio de avances actuales de los que disponemos, seguimos haciendo tareas a la vieja usanza y mal:

  • El metro sigue conduciéndolo un humano, pese a que desde hace muchísimos años podría no ser así.
  • Mi ordenador se cuelga o se estropea incluso ante tareas sencillas.
  • Mi móvil hace cosas alucinantes, pero su batería dura sólo unas horas.
  • Los programan no funcionan cuando cambio de dispositivo o si de repente es jueves por la tarde.
  • Muchas empresas siguen llevando su contabilidad con métodos arcaicos propios de otra generación (no hablemos de procesos públicos).
  • Etc.

No podemos subestimar lo que nos cuesta a veces adaptarnos a ciertos cambios, el miedo a cambiar. Además no sólo habrá rechazos frente a la automatización, eso ha existido desde el invento del telar. Es que a demás puede que hagamos IA con incontables errores, o que los robots se estropeen continuamente. Es posible que un empresario prefiera seguir empleando a 4 personas por un salario ínfimo antes que sustituirles por un ordenador. Es posible que nos de miedo montarnos en un avión autónomo, al igual que nos daba miedo hace décadas montar en un ascensor sin responsable.

El tiempo dirá cómo soplan los vientos del cambio, pero una cosa podemos asegurar. Muchas cosas van a cambiar en nuestro sistema y tenemos que reaccionar antes de que sea tarde.


javier_buhigas Javier Buhigas


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4 comentarios en “Un futuro con renta básica universal y robots pagando impuestos

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