La Inteligencia Artificial nos va a hacer más humanos

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Se suele describir y evocar una Inteligencia Artificial, IA, que se parecerá a la humana. Creemos que vamos a desarrollar mentes artificiales que se acerquen a nosotros. “A imagen y semejanza” decimos. La realidad, seguramente, sea mucho más imprevisible e irónica. Vamos a crear IAs tan diferentes a nosotros, que vamos a tener que convertirnos en más humanos que nunca.

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Las predicciones futurólogas suelen ser bastante desacertadas. En raras ocasiones visionarios son capaces de prever cómo va a ser la vida humana más allá de 50 o 100 años vista. En este caso traemos la predicción de Kevin Kelly sobre IA, que no sabemos si se cumplirá o no, pero que en Puentes Digitales compartimos bastante.

Transmitimos su mensaje con ciertas concesiones y varias ideas propias. Esperemos os resulte tan impactante como a nosotros.


¿Cómo es la Inteligencia Humana?

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Para entender el desarrollo de la IA, tenemos que entender nuestra propia inteligencia. Nos creemos ser la única especie auto-consciente en nuestro planeta, llevándonos a la incorrecta idea de que la inteligencia humana es singular.

No lo es.

Nuestra propia inteligencia es una fortuita “sociedad de inteligencias”. Es una mezcla de muchas pequeñas inteligencias: razón, intuición, memoria, emoción… derivada de nuestra propia adaptación al medio. Esta suerte de mix de inteligencias es simplemente una de las muchas combinaciones de inteligencias y conciencias que son posibles en el universo, no tiene nada de especial.

Además, nos gusta llamar a nuestra inteligencia humana: “inteligencia de propósito general“, porque en comparación con otros tipos de mentes que hemos conocido, puede resolver más tipos de problemas. Esta definición también es muy soberbia. En nuestro sentimiento de superioridad frente a otras especies inteligentes, creemos que nuestra forma de pensar es amplia y cubre mucho más que las de otros animales.

Pero a medida que construimos más y más mentes sintéticas nos estamos dando cuenta de que el pensamiento humano NO es general en absoluto. Es una percepción antropocéntica que nos hemos creado. Nuestra forma de pensar es muy particular, nada generalista. Sabemos resolver ciertos problemas muy bien y otros en cambio terriblemente mal. Esto se debe a que nuestra forma de pensar se debe a millones de años de evolución para adaptarnos a nuestro entorno.

Pensamos igual que cuando huíamos de predadores en las sabanas y descubríamos el fuego. Identificamos muy bien caras y expresiones, pues nos ayudaba a descubrir a un león escondido o a relacionarnos con el grupo, pero somos muy “estúpidos” percibiendo cantidades de datos grandes. También tenemos tendencias a ver patrones donde no los hay y tenemos una capacidad limitadísima en el almacenamiento de información.

Entender nuestra limitación en la inteligencia nos va a ayudar cómo va a ser la Inteligencia Artificial.

¿Cómo es la IA actualmente?

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Lo hemos dicho en muchos artículos de Puentes Digitales: la Inteligencia es un concepto difuso. Podríamos decir que ya estamos desarrollando IA o incluso que ya la inventamos hace 50 años, gracias a los avances en computación. También podríamos decir que jamás crearemos IA, pues no sabemos qué es inteligencia. Si creemos que el marco de referencia de la inteligencia es la humana, entonces lo más seguro es que nunca crearemos IA.

La IA actual ya es diferente al pensamiento humano.

Mientras que las IAs pueden realizar tareas como jugar al ajedrez o describir el contenido de una fotografía (que creíamos que sólo los humanos podían hacer), no lo hacen de una manera “humana”.

Por ejemplo, he cargado 130.000 de mis fotos personales a Google Photos, y su nueva IA recuerda todos los objetos que aparecen en todas las imágenes de mi vida. Cuando le pido que me muestre cualquier imagen con una bicicleta en ella, o un puente, o mi madre, me lo muestra inmediatamente. La memoria humana no puede “escalar” a este nivel tan alto, lo cual hace que esta capacidad artificial se aleje mucho de la humana. Del mismo modo, los humanos somos muy malos en el pensamiento estadístico, por lo que estamos haciendo inteligencias artificiales con muy buenas habilidades estadísticas, para que no piensen como nosotros. Pensar diferente es la fuente de la innovación y la riqueza.

Si creemos que el marco de referencia de la inteligencia es la humana, entonces lo más seguro es que nunca crearemos Inteligencia Artificial.

¿Cómo va a ser la IA en el futuro?

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Estamos entrando en un mundo en el que la IA será omnipresente: la inteligencia “barata” o “sencilla” estará integrada en todo lo que hacemos. Vamos a pasar de un mundo de objetos y productos digitales, a un mundo de objetos y productos inteligentes.

Pero lo revolucionario vendrá cuando comencemos a inventar nuevos tipos de inteligencias y nuevas formas de pensar. No es necesario que las nuevas formas de pensar sean más rápidas que las de los humanos, mayores o más profundas. En algunos casos, serán más simples, pero funcionarán distinto a nosotros.

Toda cognición es especializada, porque es una manera efectiva de adaptarse al medio. Y el medio cambia. Por ello, los tipos de mentes artificiales que estamos haciendo ahora y que haremos en el próximo siglo, estarán diseñadas para realizar tareas especializadas. Esto es coherente con el concepto de eficiencia. Una máquina que fabrique piezas de metal, por ejemplo, puede tener una IA que no necesites capacidades artísticas o emocionales. Una IA que componga música se centrará en la parte creativa de la inteligencia. Una IA que gestione empresas tendrá gran capacidad analítica y de tratamientos de datos heterogéneos. Una IA que nos anime cuando estamos tristes, tendrá una inteligencia emocional muy potente y será capaz de analizar emociones de forma efectiva.

Por si fuese poco, tenemos que entender que, generalmente, las IAs del futuro realizarán tareas que los humanos no podemos hacer o hacemos relativamente mal.

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Nuestras invenciones mecánicas más importantes no son máquinas que hacen mejor lo que los humanos ya hacían, sino máquinas que pueden hacer cosas que los humanos no podemos hacer. Nuestras máquinas pensantes más importantes no serán máquinas que puedan pensar más rápido que nosotros, sino aquellas que pensarán lo que nosotros no podemos pensar.

Para resolver los grandes misterios de la gravedad cuántica, la energía oscura y la materia oscura, vamos a necesitar a otras inteligencias además de la humana. Y las preguntas más difíciles y extremadamente complejas que surjan después de que se respondan a esas preguntas difíciles, podrán requerir inteligencias aún más distantes y complejas. Puede que tengamos que inventar inteligencias intermedias que nos ayuden a diseñar aún más inteligencias “raras” que no podríamos diseñar por nosotros mismos.

Una IA única, compartida y omnipresente

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Sin embargo, al igual que crearemos IAs distintas entre sí, también crearemos algo perturbador. La ausencia de necesidad de órganos biológicos y la facilidad que ya existe en compartir información entre distintos lugares de forma casi instantánea, permitirá que las IAs en el futuro se conecten entre sí. Se trata de la Inteligencia Enjambre o Swarm Inteligence, introducida seguramente por primera vez por Gerardo Beni y Jing Wang en 1989. Existen multitud de variantes y teorías alrededor de este concepto, dependiendo de la extensión del enjambre, así como de su conectividad y organización. Pero en cualquier caso, parece razonable esperar algún nivel de Mente Artificial Colectiva. Si podemos mejorar las IAs que creemos al “conectarlas” entre sí casi de forma gratuita, ¿por qué no lo íbamos a hacer?

Será como si tú y tus amigos pensaseis al mismo tiempo, y que todo lo que experiencia y aprende uno, también lo hacen los otros.

Esta idea nos llevaría al problema de la Singularidad, que ya os contamos aquí en detalle.

El problema filosófico de una IA distinta a la humana

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No tenemos ninguna certeza de que podamos contactar con seres extraterrestres en los próximos 200 años, pero tenemos casi 100% de certeza de que fabricaremos una inteligencia “alienígena” para entonces.

Hoy en día, muchos descubrimientos científicos necesitan de cientos de mentes humanas para resolverse. En un futuro próximo, puede haber problemas tan profundos y complejos que requerirán cientos de diferentes especies de mentes artificiales para resolverlos. Igual que no todos los humanos pensamos igual, lo mismo pasará con la IA.

Esto nos llevará a un problema cultural, pues no será fácil para nosotros aceptar las respuestas que nos dé una inteligencia ajena. Tratar con inteligencias alienígenas será un reto mayúsculo para nuestra especie.

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Por ejemplo, pensemos en el mejor método de razonamiento que ha creado el ser humano hasta ahora: el método científico. El método científico es una forma democrática e imparcial de comprender el universo, pero se ha basado en cómo los humanos lo perciben o lo comprenden. Una vez que añadamos un nuevo tipo de inteligencia a este método, la ciencia tendrá que conocer y progresar, según los criterios de estas nuevas mentes, que se alejarán de nuestra forma de razonar y percibir el universo. La propia ciencia podría ser definida por la IA.

Una cura de humildad

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La historia de nuestra especie es una historia de humildad. Hemos ido aprendiendo (muy lentamente) que no somos el centro del universo, que nuestro planeta no tiene nada de especial, que nosotros tampoco, que los otros seres vivos son igual de perfectos e imperfectos como nosotros. El desarrollo de la IA puede que sea una cura de humildad masiva aún mayor.

Durante los últimos 60 años, hemos visto cómo los procesos mecánicos han replicado comportamientos y talentos que pensábamos eran únicos para los seres humanos. Hemos tenido que cambiar nuestra percepción sobre lo que nos diferencia como especie. A medida que inventemos más tipos de IA, nos veremos obligados a rendir más en aquello que se supone que es puramente humano. El problema, es que seguimos buscando qué es y qué no es esencialmente humano.

Cada paso en nuestra rendición será doloroso y triste. No seremos la única mente que pueda volar un avión, hacer música o inventar una ley matemática. Pero también va a ser una oportunidad para comprendernos mejor y ser mejores personas.

Vamos a pasar las próximas décadas, o incluso el próximo siglo, en una crisis de identidad permanente, continuamente preguntándonos para qué son buenos los seres humanos. En la más grandiosa ironía de todos los tiempos, el mayor beneficio de una Inteligencia Artificial cotidiana y utilitaria no será el aumento de la productividad.

El mayor beneficio será que las IAs ayudarán a definir a la humanidad.

Necesitamos IAs para decirnos quiénes somos.

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Artículo original en inglés: ideas.ted.com

 

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