La energía forma parte esencial de nuestras vidas siendo indudable la necesidad y dependencia que como sociedad tenemos de ella para realizar la mayoría de actividades cotidianas.
Sin embargo, según datos del Gobierno, 4,5 millones de personas en España sufren Pobreza Energética. Unir estos dos términos era hace pocos años algo inusual, de lo que se empezó a hablar a partir de 2012 a raíz del primer estudio sobre Pobreza energética en España, realizado por la Asociación de Ciencias Ambientales, ACA.
Se define pobreza energética como “la incapacidad de un hogar de pagar una cantidad de servicios de la energía suficientes para satisfacer sus necesidades domésticas, y/o cuando se ve obligado a destinar una parte excesiva de sus ingresos a pagar la factura energética de su vivienda”.
El primer país en sacar a la luz el concepto de pobreza energética en la Unión Europea fue Reino Unido en 1991, con la publicación del libro “Fuel Poverty” escrito por la profesora Brenda Boardman de la Universidad de Oxford. El concepto tuvo una fuerte repercusión, por lo que en 1997 el Gobierno incluyó la minimización de la pobreza energética entre sus objetivos y aprobó en el año 2000 la Ley “Warm Homes and Energy Conservation Act” (WHECA), que definió formalmente el concepto en Europa. La definición establecida por la WHECA, basada en los estudios de Boardman establecía el umbral para encontrarse en situación de pobreza energética cuando se excede el 10% de los ingresos netos del hogar para gasto en mantener la vivienda a una temperatura adecuada de confort. Sin embargo, esta definición presenta algunas debilidades como su sobre-sensibilidad al precio energético y su no acotamiento a hogares con ingresos elevados, que deben ser excluidos por no verse afectados por el fenómeno. Debido a estas novedades, el Gobierno Británico encargó a John Hills, profesor en la London School of Economics, una reevaluación de la metodología de medición de la pobreza energética. Hills vincula el esfuerzo necesario según la renta del hogar para alcanzar una situación de confort, encontrándose en pobreza energética si el gasto necesario para mantener dicho confort está por encima de la mediana de los gastos del hogar, y si al descontar ese gasto de los ingresos, el resultado está por debajo de la línea de pobreza monetaria.
Al esfuerzo económico se suma otro indicador utilizado para determinar la situación de pobreza energética, que es la capacidad de mantener la vivienda a una temperatura adecuada considerando el rango comprendido entre 18ºC-21ºC en invierno, y no más de 24º C en verano.
SITUACIÓN EN ESPAÑA
La Asociación de Ciencias Ambientales, ACA ha presentado este mes de abril el último estudio sobre pobreza energética en España, el cuarto desde que comenzaran en el año 2012. Los datos que muestra este último estudio son los siguientes:
El año 2016 ha sido el primero en el que se ha podido evaluar cuántos de los hogares que se declararon incapaces de mantener su vivienda a una temperatura adecuada, se vieron obligados a dejar de disponer de algunas de sus fuentes habituales de energía. De las personas que declararon ser incapaces de mantener su vivienda a una temperatura adecuada durante los meses fríos, el 2% (cerca de 900.000) sufrieron en 2016 algún tipo de desconexión de suministro energético en su hogar. Se trataría, por tanto, de un sector de población con un alto nivel de vulnerabilidad.
Fuente: el periodico.com
Un 15% de la población residente en España, equivalente a 6,8 millones de personas, estarían sufriendo temperaturas inadecuadas en la vivienda o retraso en el pago de recibos, o ambos. De éstas, destacan los 2,8 millones de personas que declararon tener dos o más retrasos en el pago de recibos en los últimos 12 meses (el 6% de la población).
Aunque las cifras se encuentran ligeramente por debajo de los máximos alcanzados en 2014, la media del país continúa estando por encima de la media de la UE en ambos indicadores, una tendencia observada por primera vez en el año 2014 pero que ha continuado en los dos siguientes años.
Indicadores EPF principales: porcentaje de personas cuya carga energética (% de gastos en energía sobre ingresos) están por encima de dos veces la mediana de la carga energética de la serie (2M); y porcentaje de personas cuyos gastos en energía por unidad de consumo están por debajo del 50% de la mediana anual (HEP). España, 2006-2016.
Existen determinados factores que permiten diferenciar a los hogares más vulnerables constatando la desigualdad energética existente, detectando colectivos a los que se debe prestar especial atención. Ya en el III estudio de ACA, pobreza, vulnerabilidad y desigualdad energética, se hizo una caracterización socio-demográfica que permitía identificar diferencias significativas:
– Según el nivel educativo, casi un tercio (31%) de los hogares que no saben leer ni escribir se situarían como hogares en pobreza energética.
– En cuanto a la situación laboral, en el año 2014 el 21% de los hogares en situación de desempleo registraron retrasos en el pago de las facturas, frente al 7% de los hogares trabajadores (bien por cuenta propia, por cuenta ajena o los perceptores de pensiones contributivas).
– Según la composición del hogar, también hay diferencias: los hogares con personas mayores, las familias monoparentales y las familias con 3 o más niños dependientes, mostraban en 2014 tasas más elevadas que otras tipologías de familias.
– En relación al régimen de tenencia de la vivienda, los hogares en régimen de alquiler son más vulnerables.
– Por Comunidades Autónomas, las más vulnerables son Castilla La Mancha, Extremadura y Murcia, frente a Canarias, Valencia, Asturias o País Vasco que presentan menos dificultades.
A pesar de la leve reducción de los indicadores principales en los últimos años, dicha mejora no ha llegado a los hogares con menos ingresos, que siguen teniendo índices de pobreza energética mucho más elevados en 2014 y 2017, con respecto a 2007.
CONSECUENCIAS DE LA POBREZA ENERGÉTICA PARA LA SALUD
La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que las temperaturas comprendidas entre 18 y 24ºC son generalmente aceptadas como ‘zona de confort’ y plantean pocos riesgos para la salud. Durante los últimos 40 años esta organización ha acumulado indicios que sugieren que temperaturas fuera de este rango pueden tener efectos dañinos sobre la salud física y mental de los ocupantes de un hogar. Según el informe de la OMS “Responsabilidad ambiental sobre las enfermedades asociadas a una vivienda inadecuada” (Environmental burden of disease associated with inadequate housing), entre el 30% y el 50% de la mortalidad adicional en invierno se debe a unas insuficientes condiciones de climatización en viviendas.
En 2003 la UK National Heart Forum, determinó que por cada grado de caída de la temperatura en invierno se producían 8.000 fallecimientos extra en Gran Bretaña. En 2011 el equipo de investigación liderado por Michael Marmot del UCL Institute of Health Equity en Reino Unido, concluyó que los países con casas más eficientes tenían menores picos de muerte derivados del frío invernal. También diferentes estudios en Holanda relacionan el exceso de calor con el deterioro de la salud de las personas mayores de 65 años que sufren ciertas afecciones como enfermedades cardiovasculares, diabetes, Parkinson, Alzheimer y epilepsia. Por otro lado, varios informes en Gran Bretaña relacionan el retraso escolar de los niños con pertenencia a hogares en situación de pobreza energética.
En 2014, la mortalidad adicional de invierno promedio en España fue de 24.000 muertes, por lo que más de 7.000 fallecimientos prematuros estarían asociados a la pobreza energética. Según ACA, en comparación, cerca de 4.000 personas murieron al año en accidentes de tráfico en el periodo 1996 – 2014, y se estima que la contaminación atmosférica causa 33.000 muertes prematuras al año en España.
SOLUCIONES A LA POBREZA ENERGÉTICA
Las medidas planteadas en el último estudio de la Asociación de Ciencias Ambientales ponen el foco en la priorización de medidas de tipo estructural en combinación con medidas paliativas, fomentando, por ejemplo:
La rehabilitación energética de edificios: supone una solución a medio y largo plazo. Se trata de prevenir el problema de la pobreza energética para reducir al máximo la vulnerabilidad de los ciudadanos disminuyendo las necesidades energéticas de las viviendas. Hablaríamos de soluciones que mezclan obligaciones, mediante el aumento de los estándares normativos, y subsidios u otras formas de transferencias de rentas públicas a los propietarios o rentistas de los inmuebles. En Gran Bretaña las compañías suministradoras tienen ciertas obligaciones de mejora de eficiencia en los hogares de sus clientes domésticos.
Fuente: El heraldo.es
Actuar en el ámbito de los cortes de suministro con cambios legislativos y ampliar el acceso a fondos de ayuda para las situaciones más vulnerables. El 60% de los países de la UE tiene alguna normativa que impide cortar el suministro eléctrico a hogares en situaciones de vulnerabilidad. Esta prohibición puede ser total o limitada a los meses de invierno.
La reformulación del bono social para adaptarlo a la realidad de los consumidores vulnerables. Las tarifas sociales o pagos directos son instrumentos que sirven para proteger a esta parte de la población. En España el Gobierno aprobó en 2017 el Real Decreto 897/2017, de 6 de octubre que incluía un nuevo mecanismo de financiación del bono social y medidas de protección, si bien se centra en ampliar el colectivo de consumidores beneficiarios de estas medidas, mientras que lo verdaderamente necesario es garantizar que la cobertura del bono atienda a todos los consumidores que lo necesitan realmente.
La información, formación y empoderamiento de la ciudadanía: Fomentar programas de formación orientados a los colectivos vulnerables en temas de hábitos de consumo y eficiencia energética, así como el mejor aprovechamiento de oportunidades en el campo de la micro-eficiencia. En Gran Bretaña en 2005 la Energy Retail Association (patronal eléctrica) creó Homeheathelpline para ofrecer un teléfono gratuito de información y campañas para mostrar el conjunto de medidas y ayudas en función de cada situación personal. En Bélgica es posible acceder a auditorías energéticas gratuitas, ayudando de esta forma a los consumidores a implementar medidas de eficiencia energética. En Austria, la compañía eléctrica Wien Energie estableció una oficina para dar soluciones personalizadas a individuos en situaciones de riesgo de exclusión social. El objetivo es ayudar a los ciudadanos a reestablecer su acceso a la energía, siendo cada caso gestionado por trabajadores sociales con experiencia que deben ayudar a afrontar otros problemas ajenos al acceso energético.
En este aspecto, ACA concibió la idea de generar un “Punto de Información al Consumidor Vulnerable (PICv)” con el objetivo de facilitar el acceso personalizado a la ciudadanía en situación de vulnerabilidad energética a información acerca de las ayudas existentes para hacer frente a los pagos, consejos de ahorro energético y medidas para la mejora de la eficiencia energética, optimización de la factura, etc. También se pretende formar a profesionales que trabajan con colectivos en riesgo de exclusión social y capacitarles para trasladar estrategias de reducción de vulnerabilidad energética, estableciendo canales de diálogo con ellos que permitan diseñar estrategias que se adapten a cada colectivo.
La información recabada por estos puntos es muy útil de cara a aumentar el conocimiento de los hábitos y estrategias seguidas en una vivienda que sufre pobreza energética, y mejorar de este modo la toma de decisiones, incluyendo la recogida de estadísticas oficiales.
Podemos concluir que la pobreza energética es sin duda un problema que necesita de medidas urgentes a nivel social, político, tecnológico y formativo, del que como sociedad debemos tomar consciencia, colaborar y exigir soluciones que permitan un acceso a la energía asequible y sostenible.
Fuentes:
https://www.cienciasambientales.org.es
https://niunhogarsinenergia.org
https://www.boe.es/boe/dias/2017/10/07/pdfs/BOE-A-2017-11505.pdf
www.publico.es
https://energiajusta.org
Everilda Zazo