¿Será un algoritmo la próxima estrella del pop?

El 21 de Marzo pudimos ver un Doodle dedicado a Johann Sebastian Bach, en el que se nos permitía crear una sencilla melodía de 4 compases. También, y aquí viene lo interesante, permitía armonizar la melodía con 3 voces más, hasta crear una bonita composición a cuatro voces al “estilo de Bach”. ¿Cómo es posible que una página web imite el estilo de un compositor?

Mediante el entrenamiento de un algoritmo de ‘machine learning‘ con 306 armonizaciones corales de Bach. De esta manera, el algoritmo aprende a través de los ejemplos suministrados cuáles son las reglas mediante las cuales Bach armonizaba sus melodías, y es capaz de producir resultados en el “estilo de Bach” (siempre en teoría. El Doodle tiene más valor didáctico o recreativo que artístico, por supuesto).

Pero esta no es la primera vez ni la única que la IA entra de lleno en el terreno musical. Cada vez está más presente entre nosotros. A continuación podemos escuchar algunos ejemplos de obras musicales compuestas por algoritmos de IA:

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Pioneros:

La Suite Illiac fue la primera composición para instrumentos tradicionales creada con la ayuda de ordenadores por parte de Lejaren Hiller y Leonard Isaacson. ¡Es de 1956!

Investigadores:

David Cope es un autor, compositor, científico y profesor, una referencia en el estudio de la composición de obras musicales con la ayuda de ordenadores, con libros escritos sobre la materia ya en 1991. En 1993 publicó su primera obra discográfica, Bach by design, creada por el software de su invención EMI (Experiments in Musical Intelligence):

En esta línea, en 1999 publicó una Sinfonía y un Concierto al estilo de Mozart. Más adelante, basado en una nueva versión del programa llamado Emily Howell comenzó a crear música experimental o moderna, siguiendo su propio estilo.

Música pop:

La canción “Daddy’s car”, creada por el Laboratorio de Investigación CSL de Sony hace ya un par de años. El algoritmo fue entrenado con canciones de los Beatles, en especial del disco Revolver.

Completando obras inacabadas por autores clásicos:

Huawei desarrolló un algoritmo que ha ayudado al compositor Lucas Cantor a completar la Sinfonía Inacabada de Schubert. El algoritmo se utilizaba como una herramienta de trabajo, sugiriendo líneas melódicas o armonías en las que trabajar, basado en su conocimiento acerca de la técnica compositiva de Schubert.

Álbumes completos con diferentes estilos:

El proyecto de investigación Flow machines intenta mejorar la creatividad de los músicos, mediante un sistema de composición de música basado en IA. Utilizando esta plataforma online, los creadores pueden componer melodías, armonías y bases rítmicas en diferentes estilos gracias a las sugerencias del sistema. El sistema es además realimentado por las decisiones finales de los creadores. Basándose en este sistema, se creó el álbum Hello World, donde cada canción pertenece a un género musical.

Canciones creadas gracias a plataformas de IA online:

La cantante y compositora Taryn Southern ha creado un LP completo llamado “I’m AI” basándose en la aplicación descrita en el párrafo de arriba, Flow machines. Este es el primer sencillo, Break free:

Música creada por IA 24 horas al día, 365 días a la semana:

Se etsán popularizando canales en youtube que emiten “en directo” música creada por algoritmos sin pausa. Se pueden encontrar diferentes estilos, como este canal de Death Metal. La música creada está basada en un grupo llamado Archspire:

¡Juega tú mismo!

Si quieres trastear un poco más, el mejor lugar es MuseNet. MuseNet es una red neural profunda que puede generar composiciones musicales de 4 minutos con 10 instrumentos diferentes. Puede combinar muy diferentes estilos, desde el country, al pop o la música clásica. MuseNet descubre patrones de armonía, ritmo y estilo aprendiendo a partir de cientos de miles de archivos MIDI.

https://openai.com/blog/musenet/

La música: el nuevo terreno de la Inteligencia Artificial

A la vista de los ejemplos anteriores, cabe preguntarse: ¿se está convirtiendo la música en el nuevo campo de juego de la Inteligencia Artificial, como lo fue el ajedrez hace unos años? Las partidas y campeonatos del entonces campeón del mundo de ajedrez Garri Kasparov contra Deep Blue forman ya parte de la historia del ajedrez, de la tecnología y de la cultura popular, hasta que la máquina creada por IBM venció al campeón humano en 1997. Más de veinte años después, las máquinas presentan una superioridad indiscutible sobre los humanos en el ajedrez, sin que ello haya hecho que decaiga el interés humano por el milenario deporte, ni su práctica y estudio. En diciembre de 2017, una nueva máquina creada por Google basada en IA llamada AlphaZero venció a Stockfish, el motor de ajedrez más potente hasta el momento, tras únicamente 4 horas de entrenamiento. Además, lo hizo siguiendo un enfoque distinto al de sus antecesoras. Las anteriores máquinas se basaban en el análisis de una inmensa base de datos (existen infinidad de partidas de maestros y grandes maestros digitalizadas y analizadas desde hace siglos) y por tanto en el conocimiento humano acerca del ajedrez. AlphaZero ha aprendido sola, sin intervención humana, simplemente conociendo las reglas del ajedrez y jugando partidas contra sí misma.

El ajedrez sirve como una excelente piedra de toque para la Inteligencia Artificial por los siguientes motivos: consta de unas reglas definidas, no intervienen factores externos como la suerte, se cuenta con una inmensa base de datos histórica, se pueden construir infinidad de partidas y de situaciones con un número finito de herramientas (las piezas, las casillas), y es posible definir tanto patrones como estilos de juego. Pues bien, todos estos factores están presentes de manera análoga en la música: las reglas del ajedrez pueden asemejarse a las reglas de la armonía o la teoría musical, no hay factores externos, existen distintos estilos musicales, y la cantidad de piezas musicales que pueden ser creadas ordenando en el tiempo distintos conjuntos de 12 semitonos de duración variable es prácticamente infinito. Por tanto, cabe preguntarse: ¿será un algoritmo la próxima estrella del pop?

jaime Jaime Mancebo

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