No tener hijos para frenar el cambio climático no tiene sentido

Últimamente hay una corriente ideológica que argumenta que uno de los mejores métodos para frenar o paliar el cambio climático de la Tierra es tener menos hijos. El movimiento comenzó en Internet y ha tenido mucho eco en EEUU e Inglaterra. Bajo el lema #BirthStrike, este movimiento ha llegado recientemente a nuestro país. ¿Tiene sentido esta solución?

birthstrike.tumblr.com

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Este movimiento defiende, en palabras de Alexandria Ocasio-Cortez, la joven congresista norteamericana:

“Hay consenso científico de que las vidas de los niños van a ser muy difíciles como resultado del cambio climático. Los jóvenes se hacen una pregunta legítima: ¿Está bien seguir teniendo hijos?”

Realmente parece un movimiento apocalíptico y de último recurso. ¡Sálvese quien pueda! Si el planeta va a ser un lugar terrible, ¿para qué hacer que las generaciones futuras sufran?

Más allá de la intención del movimiento de denegar el sufrimiento a los niños del futuro, también se basa en una premisa interesante: de todos los actos humanos que provocan el calentamiento global, el de mayor impacto es tener un hijo, tal y como mencionaba recientemente el diaro Público:

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Se trata de una infografía elaborada por la revista Enviromental Research Letters a partir del informe ‘The climate mitigation gap’ de los investigadores Seth Wynes (Universidad de British Columbia) y Kimberly Nicholas (Universidad de Lund).

La lógica tiene un problema fundamental

Los cálculos anteriores son un poco tramposos. Puede hacer pensar que el acto de tener un hijo implica dañar el clima, cuando no es exactamente así. Los cálculos de ese gráfico (y otros) se basan en que el calentamiento climático lo producen fundamentalmente los humanos, y por lo tanto por cada humano de más en el planeta, mayor calentamiento.

De forma simplista esto es así. El ser humano es el detonante del cambio climático. Sí, nos estamos cargando el planeta, o al menos, el equilibrio en el cual podemos vivir alegremente. Y cuantos más somos, peor nos va, porque no estamos poniendo solución.

Pero entonces podríamos proponer una solución aún mejor: reduzcamos la población humana a la mitad, o a un tercio, ¿por qué no? Problemas mayúsculos necesitan soluciones radicales. En cuestión de décadas el problema estará resuelto. Obviamente, esta es una solución absurda, pero tiene similitudes con el razonamiento de #BirthStrike. Si no creamos un sistema sostenible (de producción energética, de consumo, económico, de desarrollo poblacional, etc.), da igual que ahora seamos unos cuantos menos humanos, seguiremos replicando las malas praxis y el problema seguirá creciendo.

Debemos tener hijos que sean capaces de cuidar del planeta

Recordemos una cosa, no estamos destruyendo el planeta Tierra (no va a explotar ni nada así), sino que lo estamos haciendo inhabitable para los humanos (y también para los grandes mamíferos, aunque otras especies encontrarán un planeta más apto para aumentar su especie). Por lo tanto, debemos cuidarlo precisamente para que las futuras generaciones humanas puedan vivir en armonía. Negar su existencia no es la solución.

Debemos tener hijos y enseñarles desde pequeños el problema, así como enfocarles a que sean parte de la solución. Detener el cambio climático es posible, pero requiere compromiso, educación y esfuerzo. Son nuestros hijos los que deberán arreglar los terribles errores de sus padres y abuelos.

Nuestros hijos deben encontrar un modo de vida más sostenible a todos los niveles. Este es el reto más importante del siglo XXI.

Tengamos más hijos, pero ayudémosles a revertir el problema.

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4 comentarios en “No tener hijos para frenar el cambio climático no tiene sentido

  1. Sí reducimos la población se reduce la riqueza. No he visto ningún pais que conforme se empobrece contamine menos. O si es así que venga aquí y me lo cuente.
    De hecho mayor población ha permitido avanzar en dirección a nuevas tecnologías más limpias y abaratar los costes de estas.
    Ese movimiento va a provocar todo lo contrario. Va a subir el consumo de nuevo de materias primas baratas para energía, o sea más carbón, petróleo. Esto es como la tragedia de los comunes que se le ocurrió a un listo de naciones Unidas.

  2. Eso, que lo arreglen nuestros hijos.
    ?Para que vamos a arreglarlo nosotros, los que ya somos parte del problema?
    Es simple, pero cierto. Somos demasiados. Somos parte del desequilibrio.
    Y el equilibrio empieza por poner límites poblacionales.

  3. A mayor número de humanos, más contaminación. Es absolutamente inevitable.
    Mientras hemos sido pocos y con poca tecnología, la capacidad del planeta para revertirlo ha sido suficiente. Parece que empieza a no ser así, y estamos llegando al límite.

    Nuestra existencia (como la de todas las especies) implica consumir recursos y ensuciar, algo que la naturaleza (es decir, el conjunto de especies del planeta) recicla y transforma. Pero la diferencia es que el ser humano ha llegado a combinar una tecnología (que multiplica por mucho su velocidad y el impacto en al planeta) con una gran expansión.
    Si la población mundial sigue creciendo de manera geométrica como hasta ahora, llegaremos a superar la capacidad del resto del planeta de compensar nuestra actividad. Y se provocará una crisis, que probablemente traiga, de forma abrupta, la reducción masiva de población humana. Personalmente creo que no estamos lejos de ese punto.

    Los avances tecnológicos no compensan nuestra capacidad para “ensuciar”. En el mejor de los casos, pueden ralentizarlo ligeramente. Podemos usar energías más limpias, sí. Pero para seguir fabricando y consumiendo cada día más. Podemos cambiar los plásticos por otra cosa que sea menos permanente, pero seguiremos “ensuciando”, aunque sea más despacio. Porque más gente significa ensuciar más.

    PERO cambiar eso supone cambiar el paradigma económico. La economía, tal como la entendemos hoy en día, se basa en el crecimiento. La economía crece porque aumenta la actividad. Y la actividad aumenta por un mayor dinamismo (por cabeza), más consumo (por cabeza), y más cabezas (físicas o jurídicas).

    Llevado al límite: podemos ser ricos, enfangados en basura. O miserables, en un planeta exhuberante.
    O quizá hay otra forma de entender la economía … Espero que sí.

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