Llevamos un par de años oyendo en todos sitios que la Inteligencia Artificial va a cambiar el mundo. Quizás sea verdad, quizás no. Mientras tanto, muchas empresas aprovechan el desconocimiento de la gente para vender productos que prometen tener Inteligencia Artificial. ¿Nos están engañando?

2018: cuando todos se subieron al carro de la IA

Para aquellos que tienen que vender un producto o un servicio, ponerle la etiqueta de «basado en IA» es lo más. Es la nueva palabra mágica, el nuevo concepto que te hace estar a la última, la crème de la crème de la tecnología. Eres pionero, vives en el futuro, ¡ofreces productos inteligentes!

Ya os contamos que 2018 va a suponer un impulso gigante en cuanto a investigación y aplicación de Inteligencia Artificial, pero claro, esto tiene consecuencias. Cualquier empresario siente la necesidad de aprovechar el momento e incluir la IA en todo lo que vende, aunque sólo sea un nombre vacío. Este año vamos a ver todos los móviles con IA, televisiones con IA, máquinas expendedoras con IA, batidoras con IA… ¿Por qué no, verdad?

Que no te engañen. La IA es sólo una ambición

El problema fundamental es que la IA no es más que un concepto, un sueño que perseguimos y que, en realidad, no sabemos si alguna vez conseguiremos crear. La Inteligencia Artificial es una ambición sin límites definidos y por eso es tan apasionante y se relaciona con tantos campos.

Muchos avances actuales en el campo, que básicamente se fundamentan en algoritmos de Machine Learning y Deep Learning, se agrupan, por simplificar, como IA de forma generalizada. Es importante dejar claro de antemano que nadie ha creado Inteligencia Artificial, pero es cierto que estamos haciendo grandes progresos. Existen muchas líneas diferentes de desarrollo en este sueño que es la IA, lo cual obliga a trabajar con un término común que nos ayude entendernos a todos. No está mal decir que un dispositivo o un programa tiene os está basado en IA, siempre que entendamos el estado de desarrollo y exactamente qué es lo que se está calificando como IA. El problema está cuando usamos el término de forma categórica o lo aprovechamos para calificar algo que de inteligente tiene poco.

«La inteligencia artificial aún no existe, ni existirá por lo menos durante los próximos veinte años» – Ilia Kolochenko, directora ejecutiva de High-Tech Bridge.

No lo llames IA si sólo es un algoritmo

No me veo capaz de poner límites completos al uso del término IA, pero sí creo que hay que empezar a tener más cuidado. Por supuesto, un primer paso es informar a la gente, como en este artículo. El usuario normal tiene que entender un poco más todos los conceptos actuales para tener un poco de criterio propio y saber cuándo le están «vendiendo la moto».

La mayoría de las veces que vemos IA, lo único que hay detrás es un algoritmo inteligente, con alguna red neuronal. Pero hacer una red neuronal es al mismo tiempo sólo un algoritmo y además no es demasiado complicado de hacer. En este artículo os enseñamos paso a paso cómo crear vuestra primera red neuronal.

Esto no es suficiente, tenemos que pedir algo más. Sería interesante que los programadores o los responsables del producto se hicieran las siguientes preguntas:

• ¿En qué se diferencia el producto de un simple algoritmo?
• ¿Qué va a aprender a hacer por sí solo el producto?
• ¿Se puede resolver el problema de otras maneras?
• ¿Cómo beneficia esa supuesta inteligencia a los usuarios?
• ¿Realmente necesitas decirle a los usuarios que el producto tiene IA?
• ¿Cuánta visibilidad, transparencia y control darás a los usuarios sobre cómo funciona la IA?

Sigamos por este camino, pero sin engañar

Es muy positivo que cada vez salgan más productos con IA, en el sentido de que realmente la IA está más presente. Sin embargo, hay que ser cautos y no engañar a la gente, ni sobrepasarnos en las expectativas. El desarrollo de la IA está siendo muy rápido si lo vemos con una perspectiva global, de varios siglos. Pero también, la IA generalista, o la IA más cercana al concepto de inteligencia, está aún bastante lejos.