Mi profesor el robot

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La educación está cambiando. Ya lo vimos anteriormente en este artículo, en el que analizamos su relación con las nuevas tecnologías. Ahora, además de los medios digitales que ya conocemos, estamos comenzando a ver cómo en un futuro muy próximo, los profesores puede que ya no sean sólo de carne y hueso.

Los bots se gradúan

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Llevamos mucho tiempo depurando las habilidades de los bots en Internet. Ya son capaces de hacer casi cualquier acción automática en la red, controlan casi la mitad de la misma y están entre nosotros aunque no les veamos.

En los últimos años, sus habilidades conversacionales han mejorado muchísimo. Gracias al machine learning, Los asistentes de voz de Google, Apple, Amazon o Microsoft son capaces de responder nuestras preguntas y entender nuestras construcciones gramaticales. Su mejora es tan acelerada que, en muy poco tiempo, vamos a poder hablar o trabajar con ellos como si fuesen compañeros humanos.

Su «formato» es perfecto para enseñar. Si lo pensamos, su capacidad de transmitir conocimiento es infinita. Casi todo el conocimiento humano ya está en Internet. Es nuestra librería como especie. Los bots tienen acceso a tiempo real a la misma, no tienen que abrir el navegador y buscar algo en Google. Por otro lado, la metodología de enseñanza en base a discursos, preguntas y respuestas, que solemos utilizar, es perfectamente replicable por un profesor robot. Gracias a la inteligencia artificial, las habilidades de gestión de la conversación están a punto de graduarse como cualquier estudiante de magisterio.

Los niños se sienten cómodos con ellos

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El iPhone y el iPad han cambiado nuestra sociedad debido a algo muy básico: hasta un niño sin instrucciones sabe usarlo. Descubrimos que pulsar e interactuar con una pantalla táctil era casi instintivo para el ser humano.

Ahora estamos viendo una reacción temprana muy similar con asistentes virtuales del hogar. El Amazon Echo es un aparato similar a un altavoz que escucha nuestras voces cuando estamos en casa y nos contesta cuando es oportuno. Le podemos pedir hacer la compra, que nos diga la hora que es o qué tiempo va a hacer, sólo con la voz. Los niños pequeños que lo utilizan ya, lo hacen con una naturalidad pasmosa.

Si desde nuestros ancestros prehistóricos, pintar en las paredes con nuestros dedos era intuitivo (cómo hacemos con un smartphone o una tablet), hablar con otro agente, aunque este no sea humano, está igualmente incrustado en nuestros genes más profundos.

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El experimento de Jill Watson

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Lo mejor es que ya casi no los reconocemos. En el Georgia Institute of Technology, Jill Watson, la asistente del profesor de inteligencia artificial del profesor Ashok Goel, enviaba mensajes a los estudiantes sobre las tareas y las fechas de la asignatura que estaban cursando. Los estudiantes se comunicaban directamente con Jill, en vez de con el profesor, para las gestiones normales del curso o preguntas típicas de un alumno en la asignatura.

No parecía haber nada extraño, las respuestas de Jill eran breves pero informativas, como la de una secretaria. Cuando el semestre terminó, los estudiantes descubrieron que Jill no era en realidad una asistente del profesor en absoluto, y mucho menos un ser humano. Jill era un chatbot, construido por Goel para ayudar a aligerar la carga en sus otras ocho asignaturas. Este experimento ha hecho que el profesor Goel esté ahora mismo profundizando en chatbots para la educación, basados en deep learning.

No existen suficientes profesores en el mundo. Que nos ayuden las máquinas

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En este artículo os mostramos que para impulsar la educación a nivel mundial, existe una carencia de profesorado inmensa. Es un problema grave, pues la educación es la base de casi cualquier desarrollo. No existen los millones de profesores que se necesitan para educar a todos los niños de países en desarrollo. No podemos construir suficientes escuelas o entrenar suficientes maestros para satisfacer la necesidad educativa mundial. Por eso, iniciativas como el Global Learning XPRIZE están buscando soluciones innovadoras.

El profesor Einstein, por ejemplo, enseña ciencia a niños; es un robot. Desarrollado por Hanson Robotics y apoyado por IBM Watson y Xiaobing chatbot de Microsoft, la campaña Kickstarter de la compañía recaudó casi 113,000 dólares.

Elemental Path ofrece CogniToys, unos «dinosaurios inteligentes» educativos, diseñados para jugar, mantener conversaciones y ayudar a los niños a aprender a deletrear. Su campaña en Kickstarter recaudó 275,000 dólares en 2015.

El hecho de que los asistentes virtuales estén a punto de tener capacidades de profesor, nos debe impulsar a incorporarlos a nuestro sistema educativo. Un programa educacional preparado por la Universidad de Harvard, por ejemplo, podría implantarse de forma inmediata, barata y sencilla en una pequeña aldea de Senegal.

El tremendo aumento de disponibilidad de smartphones en Asia, Sudamérica y África, ha creado «pizarras» virtuales para que cada alumno vaya a la escuela desde un pequeño dispositivo.

Al complementar los robots con plataformas de educación como Coursera o EdEx, e integrándolo todo en plataformas digitales personalizadas, podemos cambiar el paradigma de la educación del ser humano.

Profesores humanos y virtuales juntos

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«Grandes logros están reservados para juguetes educativos basados en Inteligencia Artificial. Los veo en cada aula, como una herramienta de aprendizaje suplementario, que no sólo estará integrada en el plan de estudios de un profesor, sino que estará conectada a los datos personalizados de cada estudiante, como sus métodos de aprendizaje preferidos y sus áreas de interés. También los veo en cada hogar, no sólo para ayudar a responder preguntas, sino para ayudar a inculcar interacciones pro-sociales. Los juguetes alimentados por la IA serán tan omnipresentes como el teléfono celular», – Danny Friedman, director de currículo y experiencia en Elemental Path

Los profesores humanos serán aún más necesarios en un futuro cercano dominado por la inteligencia artificial y las máquinas. Estás no tienen las capacidades sociales, creativas y empáticas de las personas. La educación no sólo es adquirir conocimientos, comienza con una mejora social, humana y de valores que debe transmitirse por personas reales, con contacto físico.

El maravilloso crecimiento del ser humano nos pide ayuda. Necesitamos dar una educación de calidad a millones de personas que carecen de ella. Las máquinas pueden ayudarnos.

El mundo será mejor si la Inteligencia Artificial nos ayuda.

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Fuentes: DigitalTrends, The Economist

 

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